Julián Besteiro: Diferenzas entre revisións

=== Presidio e morte ===

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Besteiro fue trasladado, previo paso por la prisión del [[Paseo de Eduardo Dato|paseo del Cisne]] de Madrid,{{Sfn|Montoliú Camps|2005|p=55}} al [[monasterio]] [[Orden de la Trapa|trapense]] de [[Monasterio de San Isidro de Dueñas|San Isidro de Dueñas]], en la [[provincia de Palencia]]. {{Sfn|Marichal|1988}} El edificio estaba todavía ocupado por sus propietarios y tenía anexa una explotación agrícola que ayudaba a mejorar la alimentación. Había sido reconvertido parcialmente en prisión destinada a un grupo de [[sacerdote]]s vascos y al propio Besteiro. Este fue alojado en una celda que describió como monacal más que como carcelaria y pudo pasear por el campo.{{Sfn|de Blas Zabaleta|de Blas Martín-Merás|2002|p=428-430}} En las decenas de cartas que el reo envió a su esposa —en las que nunca manifestó rencor ni arrepentimiento— explicaba que era bien tratado y que «me han destinado a una habitación en una parte nueva, sencilla, limpia, llena de sol». Sin embargo, al poco tiempo los propios monjes alegaron que no podían atender su estancia. Las autoridades decidieron su traslado y algunos madrileños tuvieron la oportunidad de contemplar el último paso por la capital del antiguo presidente de las Cortes en un camión abierto cargado de sacerdotes que le rodeaban. Uno de sus acompañantes, el padre Ugarte, afirmó:{{Cita|(...) don Julián, sentado estoicamente en un rincón del vagón, esperaba meditando, sin duda, en el homenaje silencioso de tantas gentes que, al reconocerle, no habían podido reprimir un gesto de adhesión emocionada y dolorida.{{Sfn|Alcojor|2006}}}}

 

El 30 de agosto de 1939 Besteiro llegó a la cárcel de [[Carmona]] ([[Provincia de Sevilla|Sevilla]]); allí continuó su relación con los sacerdotes nacionalistas vascos presos{{Sfn|Redondo|1993|p=290}}{{refn|group=nota|Compartió presidio en la cárcel de Carmona con un grupo de sacerdotes vascos; una fotografía en la prisión de un centenar de estos en la que también aparecía retratado Besteiro tuvo alcance internacional, por la imagen que proyectaba acerca de una represión franquista transversal que afectaba a los políticos ancianos y a una parte del clero.{{Sfn|Chueca Intxusta|2011}}}} y siguió escribiendo a su mujer. Las gestiones realizadas para lograr su liberación o traslado fueron inútiles. Sus allegados intentaron que se aplicara una norma legal que permitía la excarcelación de presos de setenta años o próximos a esa edad, pero la decisión debía ser tomada por el [[Ministerio del Ejército (España)|ministro del Ejército]], el [[José Enrique Varela|general Varela]]. Hay indicios de que este y otros generales firmaron una petición dirigida a [[Francisco Franco|Franco]], pero el dictador no quiso liberar al anciano y enfermo profesor.{{Sfn|de Blas Zabaleta|de Blas Martín-Merás|2002|pp=437-438}}